La gran jornada de la hostelería soriana deja un sabor agridulce. La gala de premios de ASOHTUR, celebrada este mediodía, reconoce la trayectoria de referentes como Millán Maroto o la familia Martínez Soto del Virrey Palafox, pero la cruda y emotiva advertencia del legendario cocinero sobre la escasez de personal cualificado resuena como el principal desafío para el futuro del sector.
La Agrupación Soriana de Hostelería y Turismo (ASOHTUR) ha celebrado su gala anual, un evento que sirve de punto de encuentro para el sector, un momento para reconocer la excelencia y, sobre todo, para tomar el pulso a una de las actividades económicas más importantes de la provincia. Entre aplausos y reconocimientos, el acto ha estado marcado por dos corrientes paralelas: la celebración del camino recorrido y la profunda preocupación por los obstáculos que se presentan en el horizonte, tal y como mostramos en la galería del evento.
El cambio de liderazgo en la asociación y las palabras de Millán Maroto han definido un encuentro que ha ido más allá del mero homenaje. Se ha convertido en un sincero ejercicio de introspección, donde la alegría por los éxitos cosechados se ha mezclado con la urgencia de afrontar problemas estructurales que amenazan el porvenir de la gastronomía local.
El momento más emotivo y, sin duda, el más revelador del mediodía ha llegado con la mención especial a Millán Maroto. Tras una sentida presentación, por parte de su hija, Sonia Maroto, que ha guiado todo el evento, el legendario cocinero ha subido al escenario. Lejos de un discurso de agradecimiento protocolario, Maroto ha lanzado una seria advertencia que ha resonado en todo el auditorio.
Con la honestidad que le caracteriza, ha señalado el que considera el mayor problema actual de la gastronomía soriana. “Nos faltan gente preparada a un nivel de cocina establecido tanto en aprendizajes, personas de medio grado y luego grandes profesionales”, ha sentenciado. Maroto ha descrito la situación como un “socavón” que impide el desarrollo de una cocina de vanguardia, a pesar del talento existente. “No puedes echar mano de nadie porque no se está preparado para hacer un cierto nivel de cocina, y donde, lógicamente, están agobiados, terriblemente agobiados”, ha añadido, refiriéndose a los hosteleros que buscan personal.
Sus palabras han sido un llamamiento directo a la acción, dirigido a la propia asociación, a la escuela de hostelería y a los representantes políticos presentes. “Era mi obligación venir aquí”, ha confesado, antes de concluir con una despedida que ha conmovido a los asistentes: “Mi vida ya ha acabado como profesional, y espero ver antes de que llegue mi hora, de ver que nuestra tierra sigue contando, y mucho, en lo que tiene que ser y debe vivir de la gastronomía”.
La gala ha servido como presentación oficial de la nueva presidenta de ASOHTUR, Beatriz Martínez, quien ha tomado el relevo de Pablo Cabezón, agradeciéndole su dedicación “especialmente en los tiempos difíciles de la pandemia”. En su primer discurso, Martínez ha delineado las que serán las prioridades de su mandato, con un enfoque claro en la colaboración institucional y la consolidación del sector.
Uno de los ejes de su programa será la lucha contra la estacionalidad, un mal endémico en la provincia. “Una de las prioridades será seguir colaborando estrechamente con las instituciones, tanto locales como regionales, para conseguir la desestacionalización de la actividad turística y hostelera”, ha afirmado. Además, la nueva presidenta ha puesto el foco en dos batallas clave que conectan con el problema central: la profesionalización y la competencia desleal, subrayando la necesidad de “proteger nuestros intereses y asegurar que quienes operan dentro del sector lo hagan cumpliendo con la normativa”.
El Premio Empresario Hostelero 2025 ha recaído en la familia Martínez Soto, del Hotel Restaurante Virrey Palafox, en un año en que sus icónicas Jornadas de la Matanza del cerdo cumplen 50 años. Este galardón ha reconocido al establecimiento burgense no solo como un referente gastronómico, sino como un “importante motor económico, social y cultural de El Burgo de Osma y de toda la provincia”.
Al recoger el premio, los representantes de la familia han reflexionado sobre los nuevos tiempos que vive el sector. “Nuestro sector está cambiando, señoras y señores, a gran velocidad”, han advertido, haciendo hincapié en la necesidad de adaptarse a los nuevos clientes y a las nuevas formas de trabajar. También han tenido un recuerdo especial para su equipo: "Gracias por vuestra fuerza, por vuestra entrega y por permitirnos compartir este camino”.
El acto también ha premiado el futuro y la innovación, personificados en Ángel Cortés y Laura Luna, del Restaurante Duque, de Medinaceli. Esta tercera generación de hosteleros ha sido reconocida por saber “aunar con maestría la tradición y el producto local de la cocina soriana con la más alta vanguardia”.
Tras formarse en cocinas de prestigio, la pareja regresó a Soria para transformar el negocio familiar, convirtiéndolo en un referente. Su éxito representa la esperanza y el camino a seguir, un ejemplo del tipo de proyecto que necesita el talento que Millán Maroto reclamaba en su discurso. El evento, por tanto, ha cerrado un círculo: ha homenajeado a sus maestros, ha señalado sus debilidades más urgentes y ha premiado a quienes ya están construyendo el futuro de la gastronomía soriana.
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