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Erik el Belga: la historia del ladrón que desafió a Soria

Erik el Belga: la historia del ladrón que desafió a Soria

Actualizado 30/08/2025 20:05

Durante años, Erik el Belga saqueó templos por toda España, pero pocos territorios conocen tan bien su sombra como Soria. Desde los muros de la Catedral de El Burgo de Osma hasta el silencio monástico de Santa María de Huerta, su rastro incluye robos frustrados, detenciones espectaculares y un intento de fuga en la cárcel de Soria.

Durante décadas, René Alphonse van den Berghe, más conocido como Erik el Belga, fue el azote del patrimonio sacro en toda España. Ladrón de arte, falsificador y traficante internacional, también dejó una profunda huella en Soria. Iglesias rurales, monasterios e incluso la Catedral de El Burgo de Osma sufrieron sus incursiones. Fue detenido hasta en dos ocasiones en la provincia y llegó a esconderse en San Esteban de Gormaz.

El Beato de El Burgo de Osma: una obsesión frustrada

La Catedral de El Burgo de Osma fue uno de los objetivos predilectos de Erik el Belga. En 1966, el ladrón intentó sustraer el valiosísimo Beato de Liébana, uno de los manuscritos iluminados más importantes del medievo español. Su acción fue interrumpida y acabó con él detenido en el acto, siendo trasladado a la prisión de Soria, donde pasó seis meses en prisión preventiva.

Pero la historia no acabaría ahí. En el invierno de 1974, Erik regresó a El Burgo con la intención de completar lo que había empezado. Según él mismo relató años después, fue “traicionado” por un colaborador que alertó a las autoridades. La Guardia Civil lo interceptó antes de que lograra su objetivo y lo detuvo en San Esteban de Gormaz. Aunque en esa ocasión no se produjo un robo, fue imputado por conspiración para delinquir y nuevamente pasó una temporada en prisión en Soria.

Santa María de Huerta: expolio en el silencio monástico

Entre sus múltiples golpes en Castilla y León, Erik el Belga también actuó en el Monasterio de Santa María de Huerta, uno de los conjuntos monásticos más emblemáticos de la provincia de Soria. Aunque no se conocen todos los detalles del asalto, que tuvo lugar entre las décadas de 1970 y 1980, pero no se conoce la fecha exacta, sí está acreditado que el expolio se produjo en el marco de su campaña sistemática contra el patrimonio rural español.

La elección no fue casual. El monasterio, entonces sin las medidas de seguridad actuales, conservaba piezas de gran valor artístico, litúrgico y documental. Varias de ellas desaparecieron sin dejar rastro. Algunas fueron recuperadas en años posteriores gracias a la colaboración de Erik con las autoridades en su intento por “redimirse” entregando obras.

Un intento de fuga desde la cárcel de Soria

Otro episodio curioso tuvo lugar en 1974, cuando Erik coincidió en la prisión de Soria con varios presos de ETA. Según se relató en este medio, el belga colaboró en la excavación de un túnel para facilitar la fuga de los miembros de la banda terrorista. El plan fue descubierto a tiempo y frustrado por los funcionarios, pero volvió a poner a Erik en el centro de la atención judicial y policial.

Años más tarde, tras su detención definitiva en Málaga en 1982 y su colaboración con las autoridades para recuperar unas 1.500 obras, Erik el Belga fue liberado. Falleció en 2020, convertido en un personaje de leyenda, mitad ladrón, mitad esteta arrepentido. En Soria, sin embargo, su legado sigue siendo amargo: piezas robadas que aún no han sido recuperadas y templos marcados por su paso.

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