El preparador vasco explotó en rueda de prensa después de que su equipo cayera ante el combinado soriano por 1-0. Recalcando que “lloré mucho” en los pocos meses que estuvo en Los Pajaritos, reconoció que al salir del club “entré en una depresión de camello, perdiendo las ganas de volver a entrenar”.
La afición del Numancia se reencontró con Iñaki Bea tres años después de su paso por el banquillo rojillo. A pesar del tiempo que ha transcurrido, numerosos seguidores numantinos le hicieron mostrar su malestar con su actuación como técnico numantino y con varias de sus declaraciones en las que cargó contra ellos con una pitada nada más comenzar el encuentro durante su presentación.
Tras el choque, el preparador vasco no dudo en responder a las críticas con una dura rajada en rueda de prensa. Aunque en un principio afirmó que no quería desgastarse con lo ocurrido, entró en materia, recordando que “he dicho y he repetido en numerosas ocasiones que no he sido feliz en esta ciudad”.
En ese sentido, enumeró que, en otros lugares como Valladolid o Segovia, independientemente de cómo termine la temporada, fue y está siendo feliz: “Siempre tendré un recuerdo de putísima madre”.
Después de dar la enhorabuena al club por su victoria por 1-0 ante la Gimnástica Segoviana, Iñaki Bea dio un consejo a la entidad y a sus seguidores: “Existe la expectativa y la realidad. Hay mucha gente que ha salido ídolo de aquí y ahora no le gusta tanto venir por Soria. No he sido solo yo”.
Asumiendo su parte de culpa “por portarme mal o por las críticas”, insistió en que se le “maltrató muchísimo”, dado que llegó “cuando el equipo estaba jodido y lo levanté”, dejándolo noveno. En esa dirección, quiso poner en valor actuaciones como sus triunfos a domicilio frente al Barcelona B, el Castellón o el Sabadell o goleadas en casa frente al Nástic de Tarragona o al Osasuna Promesas.
Tampoco se olvidó de lo ocurrido cuando perdieron por 0-1 ante el Calahorra en Los Pajaritos, colista del grupo: "No pare de llorar, solo me faltó ir al bar a beber cerveza. No me apoyo nadie".
“Lo pasé de puta pena, lloré mucho. Tuve una depresión de camello y se me quitaron las ganas de entrenar. No voy a hablar más del Numancia”, finalizó el técnico.
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