Los sorianos ocupan la novena posición de la tabla y ya tienen el primer puesto, objetivo marcado por el club, a diez puntos. La falta de soluciones sobre el verde, la vulnerabilidad defensiva y las dificultades para finalizar jugada están siendo los lastres del equipo en este arranque de temporada.
El Numancia ha entrado en una vorágine muy peligrosa en este inicio de curso. Los rojillos no están siendo capaces de tomarle el pulso a una competición que no espera a nadie. Prueba de ello es que, tras seis jornadas disputadas, los de Abel Segovia se encuentran a diez puntos del primer puesto de la clasificación; objetivo prioritario de esta campaña para el club.
No obstante, hablar ahora mismo de ese reto parece una quimera. Lo que más urge en estos instantes es solucionar los problemas que se ven en el terreno de juego e ir poco a poco subiendo posiciones para empezar a pensar en los puestos de arriba. Se ha bajado dos veces a Segunda RFEF a lo largo de los últimos cinco años. Sin embargo, nunca se había empezado tan mal y ni mucho menos se había estado tan lejos de un líder, Deportivo Fabril, que no falla.
Todos los fantasmas que estaban persiguiendo al conjunto rojillo durante el primer tramo de la liga se le aparecieron de golpe el pasado domingo ante el Sámano, colista del grupo. Aunque los de Segovia llevaron la iniciativa del juego, volvieron a pecar de falta de contundencia arriba y de debilidad defensiva.
Durante la primera parte, tramo en el que fueron dueños del balón, los numantinos apenas generaron ocasiones. A pesar de mover mucho la bola, con interesantes internadas por banda y con acciones individuales de Héctor Peña, faltó finalizar jugadas. Al equipo se le apaga la luz cuando llega a zonas cercanas al área y lo está pagando muy caro.
De la misma manera, la escuadra numantina no está siendo capaz de mostrar seguridad en línea defensiva. El Sámano gozó de las ocasiones más claras del choque, aprovechando fallos defensivos y las indecisiones. Por poner un ejemplo que ilustre lo sucedido en Los Pajaritos, los visitantes fueron capaces de rematar la práctica totalidad de las jugadas a balón parado que colgaban sobre el área de Miguel Ángel Abad.
El paso por vestuarios apenas cambió nada. El partido siguió con la misma tónica. Un Numancia sin apenas alternativas para superar la defensa de cinco que planteó el conjunto cántabro y un Sámano que esperaba su oportunidad a la contra. A lo largo de esos 45 minutos, Hugo Matos puso el único rayo de esperanza en el ataque local con una gran jugada en la que demostró su calidad, marchándose de varios rivales y finalizando, algo a lo que se deben atrever más futbolistas numantinos.
Con todo ello, se llegó a un final de choque en el que el empate fue lo de menos. Las malas sensaciones que persiguen al equipo enfurecieron a una afición que despidió a los suyos con una pitada más que merecida. Seis jornadas, ocho puntos y muy lejos del objetivo inicial marcado por el club.
¿Qué hacer ante todo lo que está ocurriendo? Es muy pronto, sí. Urge tomar soluciones, también. Abel Segovia debe reaccionar cuánto antes, buscando alternativas de juego en una plantilla que debe dar un paso adelante. A todo ello, alguien del club también tendría que salir a dar la cara en estos momentos tan complicados, explicar por dónde pasa el proyecto del Numancia y asumir las responsabilidades de un inicio de temporada que pasa al libro negro de la historia reciente de la entidad. ¡Novenos en la cuarta categoría del fútbol español!
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