Emotivo homenaje a Eusebio García Lafuente en Cubo de la Solana por vecinos de la zona
A lo largo de estos más de cincuenta años de servicio a la comunidad como párroco, García Lafuente ha destacado por su gran implicación con todos y cada uno de los pueblos en los que desarrollaba su labor pastoral, siendo considerado como un vecino más.
El párroco Eusebio García Lafuente ha recibido hoy un caluroso y emotivo homenaje en el pueblo de Cubo de la Solana.
El acto ha consistido en el descubrimiento de un monolito en su memoria, ubicado en el parque que lleva su nombre, frente al Centro Social de la localidad. En dicho monolito, una placa luce con el nombre del parque dedicado al párroco y otra con varias imágenes suyas y los aspectos más destacados de su vida y por lo que es recordado por los vecinos.
Numerosos vecino de Cubo de la Solana han arropado el acto, así como de los respectivos alcaldes de las localidades en los que García fue párroco durante los últimos años, tales como Sauquillo de Boñices, Alparrache, Almarail, Ituero, Rabanera del Campo, Miranda de Duero y Tardajos de Duero, y representantes del Obispado de Osma-Soria y de la Diputación Provincial.
El homenaje fue aprobado por el pleno extraordinario municipal, a propuesta de su alcalde, el 19 de febrero pasado. Concretamente, según aparece reflejado en el acta de la sesión, se aprobó 'la denominación Parque D. Eusebio García Lafuente al existente frente al centro social de Cubo de la Solana, en atención a la plena y generosa prestación de servicio como cura párroco del municipio de forma ininterrumpida durante más de cincuenta años'.
Nacido en Osona (Soria), el 14 de agosto de 1931 y ordenado sacerdote en 1957, Eusebio García Lafuente falleció en Soria el 15 de enero de este 2015 a la edad de ochenta y tres años.
Desde el pasado 1 de diciembre una enfermedad le había apartado de su actividad normal como sacerdote, que desarrollaba, a pesar de su avanzada edad, en las localidades de Sauquillo de Boñices, Alparrache, Almarail, Cubo de la Solana, Ituero, Rabanera del Campo, Miranda de Duero y Tardajos de Duero. Además, era capellán en el Hospital de Santa Bárbara de la capital.
A lo largo de estos más de cincuenta años de servicio a la comunidad, ha destacado por su gran implicación con todos y cada uno de los pueblos en los que desarrollaba su labor pastoral, siendo considerado como un vecino más. Con un carácter afable y cordial, disfrutaba cada año preparando las fiestas y participando en ellas activamente, así como preservando todas las tradiciones heredadas de sus antecesores.