Los ecologistas apuntan a noticias “erróneas” sobre estos hechos y piden medidas que mejoren la calidad de la información sobre la especie, así como también sean abordadas iniciativas de protección a la cabaña.
Este martes, la agrupación ecologista soriana ASDEN ha admitido en un comunicado que el lobo supone un “conflicto”, pero también es un “elemento básico de nuestra cultura”.
Según afirman, en el sector ganadero se deben adoptar medidas de prevención de daños al ganado, “con vigilancia, mastines, prácticas de manejo, instalaciones etc.” y en un caso excepcional medidas de control de la población lobuna que hombre ya “ha utilizado”.
Sin embargo, en el colectivo han observado que ahora “se pretende aplicar únicamente la erradicación del lobo a pesar de que la ganadería recibe subvenciones sin la exigencia de contraprestaciones ambientales”.
Afirmando que componente cultural del lobo tiene gran relevancia, incluso en la sociedad urbana, por ser un elemento literario, de fábula y siempre “rodeado de misterio que es muy difícil de controlar en las informaciones que se generan sobre esta especie silvestre”, impide a esta cánido verlo “como un animal depredador que tiene interés para el equilibrio natural del medio”.
Así, han querido recordar que en los últimos meses Soria ha sido un “ejemplo clásico del tratamiento informativo erróneo” que se da del lobo y su relación con la ganadería. En este sentido han indicado que ya a partir de 2016 están “apareciendo informaciones periodísticas y opiniones en las que se afirma sin pruebas que el lobo es el causante de ataques al ganado doméstico, y que incluso puede ser un peligro para los senderistas o para el desarrollo turístico”. Algo que consideran como “totalmente falso”.
Uno de esos casos concretos a los que aluden son unos daños sufridos por un ganadero en la localidad de Monasterio pedanía de Quintana Redonda, “que fueron publicitados e informados como presuntos ataques de lobo” en el mes de febrero de este mismo año. “A día de hoy lo cierto es que fueron causados por perros cuyo dueño y procedencia fueron conocidos por las autoridades en los días siguientes al suceso” han asegurado. Unos daños, dicen, “fueron posibles porque el ganado no estaba en aquel momento encerrado en unas instalaciones con las mínimas medidas para evitar el paso de los perros”.
En estos hechos y según aseguran, han tenido trascendencia jurídica y administrativa para los titulares o responsables de los perros, quienes “deberán asumir sus repercusiones económicas o administrativas, y que son conocidas por los vecinos y autoridades de esa zona de Soria”.
Sin embargo, continúan significando los ecologistas, “tal realidad e información contrastada no ha trascendido al resto de sociedad soriana y de los ganaderos ajenos a esa localidad, que seguirán pensando que fue un ataque de lobo y con ello creando cierta presión social y mediática sobre esta especie”.
Los motivos que aducen en este “problema informativo”, se deben, a varios motivos. Por un lado, se trata del “atractivo cultural del lobo y sus “presuntos ataques” que siempre son “un buen titular informativo, frente a los causados por errores de manejo en el ganado, o de la intervención de perros”.
Otra causa que contemplan es la “presión” de las organizaciones agrícolas y ganaderas que defienden “a ultranza” los intereses de sus asociados incluso en casos que “no son legítimos”.
Y por último, apuntan a la Consejería de Medio Ambiente la cual “no adopta medidas informativas activas para poner luz sobre unos presuntos daños de lobo, que en Soria la mayoría de las veces son originados por perros y que son posibles porque no se han adoptado unas mínimas medidas de prevención”.