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López Garai: “El club y la afición tienen que seguir una línea de trabajo continua. No hay que dudar de ella”

López Garai: “El club y la afición tienen que seguir una línea de trabajo continua. No hay que dudar de ella”

Actualizado 18/06/2019 16:57
Bernat Díez

Su hijo dudaba, "papá, ¿si no ganamos, nos vamos a casa?". El Numancia no convenció, y como le ocurrió al velero de José Luis Perales, el de Euskadi se marchó. El fútbol gira sobre “ideas”. Estas nunca han comulgado con el sentir de Los Pajaritos. Fin de una era efímera y "contrapuesta". Aritz I, el Breve.

La segunda peor temporada del Club Deportivo Numancia 2018-19 (decimoséptimo con 49 puntos) en la categoría de plata contemporánea –la sexta desde que la entidad cohabita en el Fútbol Profesional– se ha llevado por delante a un romántico empedernido, Aritz López Garai. Aún en caliente, dos días después del Numancia-Las Palmas, se rompió el contrato que ligaba al del País Vasco con la entidad soriana hasta junio de 2020. Se precipitó una decisión que debía producirse el 15 de junio. La ‘era López Garai’ ya es historia en Los Pajaritos.

El fútbol son "ideas", y Aritz no las ha sabido comunicar en una Soria poco paciente. Su estilo, tan poético, con un balón que debía transmitir tantas cosas que no llegaron finalmente a buen puerto, y sus formas han causado malestar en Los Pajaritos, desenganchado completamente de su Numancia este curso. El tiempo lo cura toda, pero la relación López Garai-Soria está rota a añicos. No es por ti, sino por mí; "no ha podido ser". Divorcio fulminante.

Pero, ¿qué hay más allá de la no continuidad de Aritz? Haciendo gala de su sinceridad, el de Euskadi no se muerde la lengua desde su retiro espiritual. Porque quien a hierro mata, a hierro muere. Sus metodologías (deportiva y personal), su perdición. Bienvenidos a una falta de entendimiento, a una desconexión general.

Soria Noticias: Su hijo le dijo que "Papá, si perdemos, a casa". ¿Se ha producido eso más pronto que tarde?

López Garai: Llegué a Soria con tanta ilusión… Solo en un año, que pasa volando, ver que vuelves a salir del club que apostó por ti es triste. Momentos de dolor. Como bien le decía mi hijo –luego con el tiempo se lo he intentado explicar– esto va a ser así. Hay que acostumbrarse a conocer mucho mundo. Es una pena irse de Soria, pero es lo que toca.

SN: Sobre esa famosa cláusula, manifestó que no pulsaría la opción que tenía de desvincularse del club. Entonces, ¿ha sido el Numancia el que ha decidido romper el contrato?

L.G: Contractualmente hablando, sí. Luego, a la hora de poder tomar la decisión, sentándonos a hablar como hicimos, escuchando la valoración de la temporada del club y más mi valoración, pues imperó el sentido común. Nuestros caminos tenían que separarse, más allá de un contrato, una penalización, etc. Tras un trayecto complicado, había que replantearse cómo empezar el siguiente proyecto. Se puede decir que es un acuerdo mutuo, porque lo es, pero yo no quería ejecutar esa cláusula tan famosa.

“Contractualmente hablando, fue el club el que rompió el contrato”

SN: ¿Cómo le sentó esa decisión? Hasta el 9 de junio, alegó que el Numancia mantenía la confianza sobre usted.

L.G: Siempre he sentido la confianza de todas las personas que forman el Numancia. La nueva propiedad del club decidió hacer balance al final de temporada; me parece que es lo correcto. El sentir general, el runrún, podía invocar a lo que finalmente ha sido, una salida del club. Por otra parte, me sentía con ganas y, sobre todo, con fuerzas de seguir con este proyecto. Esta forma de jugar iba a mejorar con el paso del tiempo. Sentimientos encontrados. Fue doloroso. Este negocio está montado así. Había que buscar el beneficio para el Numancia.

SN: ¿Se rompió el amor?, ¿qué pasó con esa fe ciega?

L.G: Cuando se produce la separación total, lo que siento es que el club está agradecido al trabajo que hemos hecho este año, al objetivo conseguido. La visión del club y mi visión sobre este deporte pueden ir por otros caminos. Vamos por otras vías. No puedo transmitir un fútbol que no siento. Cuando instalas una idea de juego, los resultados son los que la sostienen. No ha podido ser…

SN: ¿Había la fuerza emocional necesaria para seguir sometido al juicio de Los Pajaritos?

L.G: Más que una fuerza emocional, había un reto colectivo, el que había adquirido con esa plantilla. Sé que para ellos no es un plato de buen gusto mi no continuidad. Su implicación con nosotros ha sido máxima. Tenía el apoyo del núcleo fuerte de la plantilla. Choqué con lo que había sido el año. El próximo, debíamos empezar de -0 para comenzar a sumar. Iba a ser complicado. Creo que el club habrá valorado ese riesgo que implica cambiar las tornas. Sumando todos los factores, se ha llegado a una decisión adecuada.

"Esta forma de jugar iba a mejorar con el paso del tiempo. Tenía el apoyo del núcleo fuerte de la plantilla"

SN: De cara a la afición, al estilo y a los resultados, ¿se queda con la espinita de no poder revertir esa complicada situación la temporada 2019-20?

L.G: Me voy con la sensación de que se ha producido un trabajo inacabado en el tiempo. Con la sensación de que a este equipo le han faltado puntos y momentos de confianza. El objetivo por el que estábamos contratados (permanencia) se consiguió. Estaba muy tranquilo por esa parte.

SN: ¿Es un alivio no seguir al frente del Numancia 2019-2020?

L.G: No. Mi único alivio fue el de dejar al Numancia en Segunda. Sentía esa responsabilidad. Esa sí que me ha mantenido en vilo y me ha quitado el sueño en el último mes. Nunca puede ser un alivio dejar de entrenar al Numancia. Al contrario, es una pena. Ha sido un orgullo y un placer entrenar a este club, por lo que representa en el fútbol nacional.

SN: ¿Es un hasta nunca?

L.G: He sido muy feliz. Sobre todo, mi familia ha sido muy feliz. No puedo descartar un sitio en el que me he sentido realizado. Seguramente, las ideas futbolísticas de López Garai y el Numancia no es fácil que vayan de la mano a día de hoy, pero en el fútbol nunca se sabe lo que puede suceder. Algún día me gustaría volver. Pero, claro, volvería con mis ideas (ríe). Es difícil que se produzca.

"Me voy con la sensación de que se ha producido un trabajo inacabado en el tiempo"

SN: En líneas generales, ¿su resumen personal de la temporada 2018-19?

L.G: Como punto de inicio, la ilusión con la que firmo con el club. Tenía contrato en Reus e hice todo lo posible por venir. Puse dinero de mi bolsillo para venir al Numancia. A partir de ahí, la pretemporada… ¡Mejor no se puede empezar en un sitio! Fue un flechazo, con el vestuario y con la idea. Ver que todo el mundo la defendía a muerte fue para mí un éxito temprano. Luego, pasamos a la segunda fase. No llegué a entender los silbidos de la grada. Esperaba que la paciencia durase un poco más. Me encontré con una sensación de murmullo contra el Cádiz (segunda jornada). Eso es lo que más me chocó. No solo en Soria, sino en el fútbol. Nunca lo entenderé.

En lo personal, ha habido momentos para todo. Momentos en los que, más o menos, hemos estado tranquilos en la clasificación. No hemos podido enganchar tres/cuatro resultados positivos. Aquí sí que hago yo mucha autocrítica. En el final de Liga, miedos, dudas y urgencias. El punto y aparte, cuando me desvinculo del club: sientes un enorme vacío, pero me voy con la satisfacción personal de haber logrado el objetivo por el que fui contratado. En el objetivo, no he decepcionado a nadie.

SN: Se buscaba un culpable. ¿Cree que ha pagado los platos rotos?, ¿necesitaban una cabeza de turco?

L.G: Desde la distancia, puedo llegar a pensar que todo empieza torcido con la venta del club, con el cambio de dueños y con el tema dividendos. Al final, el aficionado tiene tres soluciones: o lo pagas con la presidencia, con el entrenador o con los jugadores. A estos había que dejarles tranquilos. Lo que más me marca a mí es que desde el inicio el ambiente no es el adecuado para afrontar una temporada. La gente de Soria ya se ha acostumbrado a ver fútbol de Segunda, de máximo nivel. Se ha de valorar en una ciudad con muchas limitaciones en cuanto a capacidad de población, por lo que está peleando la famosa Soria YA. No es una crítica; es una realidad. No mandó un mensaje de que somos pequeñitos, sino todo lo contrario: tenemos un tesoro y vamos a protegerlo.

SN: ¿Ha percibido algún amago de ‘hacerle la cama’?

L.G: Por parte del vestuario, seguro que no. Soy receptivo y quiero saber su sentir. He mantenido contacto con la gran parte del vestuario. Este siempre ha estado unido. ¿El vestuario ha dudado del entrenador? Un no rotundo. Por parte del club, nadie se ha dirigido a mí a lo largo del año para decirme que estaba en riesgo. La palabra imponer, no, pero siempre intentan darte consejos en los que te transmiten su punto de vista: "Míster, yo creo que igual hay que tal”. No sé si la palabra es influenciar. Han intentado mantener las formas.

"Puse dinero de mi bolsillo para venir al Numancia"

SN: Siempre ha destacado en las ruedas de prensa que "yo lo entiendo todo". Ahora bien, ¿entiende la animadversión de la grada hacia su persona?

L.G: En esta vida, hay mucha gente que me ha dicho que "yo prefiero que me digan las cosas a la cara". Luego, eso no es así. Tal vez, me podría haber ahorrado decir alguna cosa que pensaba. Nunca he pretendido cambiar a la afición de Soria, para que corease los pases de su equipo. He querido que entendieran que así íbamos a ganar los partidos. Ha sido imposible. No se ha podido dar. Le guardo el máximo respeto y cariño a esa afición que ha sido la mía este año.

"Lo que más me marca a mí es que desde el inicio el ambiente no es el adecuado para afrontar una temporada"

SN: Nunca se ha oído el ¡qué se besen los novios!

L.G: La relación con la grada ha sido complicada. Nunca hemos conseguido conectar. Parte de culpa de eso me la echo yo. No comprendí que la afición, tu pareja, en este caso, estuviese de uñas durante la primera jornada (Numancia-Cádiz) en casa. Esperaba a una afición con los brazos abiertos. Me la encontré de espaldas.

SN: Esclarézcanos un asunto, ¿criticar unos silbidos es enfrentarse a toda una afición?

L.G: Mi sensación es la de que nunca me he enfrentado a la afición del Numancia. Nunca he hecho unas declaraciones fuera de lugar contra ella. Sé a quién me debo. Pedía cariño y arropamiento a los jugadores. Fui el portavoz.

SN: Visión romántica. Idealismo. Su fútbol. Usted dejó una frase para la posteridad: si uno nace cuadrado, no puede morir redondo. Posesión, toque y gusto por el ataque elaborado.

L.G: Si yo supiera que hay una idea segura que te lleva al éxito, pues la tomaría. Esa no existe. Cada uno tiene que defender la suya. Por historia, mi idea, tal vez, es opuesta a Soria y al Numancia. Era difícil llegar a un buen entendimiento. No hemos intentado cambiar los valores del Numancia, pues no has de ir contra la cultura de una ciudad, sino que intenté transmitir lo que sentía. Esa idea ha sido contrapuesta. Se dudó de todo. Quizá, con el tiempo, echen de menos ver cómo dos compañeros se dan cuatro pases. He intentado ser yo mismo hasta el final.

SN: Sin embargo, esa filosofía reculó en la segunda vuelta. ¿Por qué no murió con el estilo puesto?

L.G: Siendo sensatos, este equipo ha jugado maravillosamente durante dos tercios de Liga. No falto el factor equis, el que no nos permitía ganar puntos. En casa, contra el ‘Dépor’, percibo que el equipo tiene la sensación de que la clasificación les aprieta y eso les hizo perder la confianza. Para esta idea de juego, el futbolista ha de tener mucha confianza, arriesgando en muchos pases. Hay que trabajarla mucho. Hay que creer en ella. Ante el ‘Dépor’, noté que no estaban a gusto. Les costaban cosas que antes hacían de memora. La presión les atenazaba. Al día siguiente, les reuní en el vestuario y les dije que tocaba simplificar: reducir las combinaciones y cometer los mínimos errores para ganar en confianza y dejar finiquitado el tema. Más que renunciar al estilo, lo que hicimos es un ejercicio de practicidad durante dos/tres semanas.

“Por historia, mi idea, tal vez, es opuesta a Soria y al Numancia. Quizá, con el tiempo, echen de menos ver cómo dos compañeros se dan cuatro pases”

SN: El del ‘Dépor’, ¿marcó un antes y después?, ¿supuso un punto de inflexión? Aquel Numancia se bloqueó.

L.G: Vi a los chicos bloqueados. No salieron derrotados, pero sí que no salieron con esa frescura mental de juego con la que salieron en casa contra el Málaga, Granada, Osasuna, etc. El ‘Dépor’ nos dejó noqueados pronto. Vi que al equipo le costaba un mundo hacer unas cosas que antes hacía como si nada. Ese día noté que el equipo empezaba a tener una carga de responsabilidad muy grande. A partir de ahí, simplificamos.

SN: ¿Había jugadores para jugar a lo que usted pretendía?, ¿el nivel era el apropiado?

L.G: La inmensa mayoría de los jugadores que están en Segunda pueden jugar a lo que el míster proponga. ¿El problema con el que me encontré? Muchos jugadores llevaban tiempo jugando a otra cosa. Algunos, esa idea les va como anillo al dedo: Pape Diamanka, Fran Villalba, Alain Oyarzun o, incluso, Escassi. Algunos, cuanto más les hagas pensar, son mejores. Sí que es verdad que a algunos jugadores esa idea combinativa no les iba bien para sus condiciones. El próximo año, se iba a dar un paso importante para tener una plantilla totalmente acorde a ese estilo de juego.

"La relación con la grada ha sido complicada. Nunca hemos conseguido conectar. Parte de culpa de eso me la echo yo"

SN: ¿Qué le augura al Numancia que viene? ¿Se están haciendo las cosas bien?

L.G: No soy nadie para dar consejos, pero lo más importante es lo siguiente: el club, la dirección deportiva y la afición tienen que seguir una línea de trabajo continua, y seguirla sin ningún tipo de duda. Es la que han escogido. No hay que dudar de ella. El entrenador que firmen será el que marque el camino. Hay que apoyar y respetar esa idea: ir hasta el final con ella.

SN: Sobre su futuro, ¿alguna apuesta en firme sobre la mesa?

L.G: Esperando y expectante. Algunos clubs se habrán puesto en contacto con mi agente. Estoy abierto a cualquier propuesta: ir al extranjero o asumir un proyecto en una categoría inferior. Lo que quiero es trabajar y transmitir lo que yo siento.

SN: Esa última reflexión suena a El Arcángel de Córdoba.

L.G: (Ríe) Es un sitio en el que me he sentido muy querido y he estado a gusto. Es un ejemplo claro de que no importan las categorías. No van por ahí los tiros, pero es una buena reflexión.

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