En el Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, la provincia recuerda tanto los descubrimientos fortuitos de restos históricos como los casos recientes que siguen sin respuesta.
El 9 de marzo, Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, es una fecha que invita a reflexionar sobre aquellos que un día salieron de casa y nunca regresaron. En Soria, esta realidad se manifiesta tanto en hallazgos fortuitos como en casos contemporáneos que siguen sin resolverse, dejando tras de sí el dolor de familias que viven en la incertidumbre.
La provincia soriana ha sido escenario de diversos descubrimientos que han sacado a la luz restos humanos de personas que vivieron hace siglos, así como de casos más recientes que continúan siendo un misterio. Cada hallazgo, ya sea histórico o actual, representa una historia interrumpida y, en muchos casos, una familia que quedó sin respuestas.
Uno de los casos más llamativos ocurrió en Ágreda, donde unos niños encontraron de manera fortuita restos óseos humanos. Tras el análisis correspondiente, se determinó que pertenecían a alguien que vivió hace siglos. En marzo de 2021, un derrumbe en las afueras de la localidad sacó a la luz un esqueleto compuesto por 136 piezas óseas, que fueron estudiadas por forenses y arqueólogos para determinar su origen y antigüedad que todo indicó correspondía a un amplio periodo de tiempo.
Durante 2019 similar fue el hallazgo en el Castillo de Soria, donde un policía que paseaba con su perro dio con restos humanos que, tras ser analizados, resultaron pertenecer también a una persona fallecida hace cientos de años. Estos descubrimientos, aunque no constituyen desapariciones en el sentido moderno, representan vidas cuyo final quedó oculto durante siglos.
Uno de los casos más impactantes de los últimos años ocurrió cuando unos excursionistas encontraron un cadáver dentro de un saco de dormir en un paraje natural cercano a Ólvega, en 2017. La investigación posterior determinó que se trataba de una persona que había fallecido tiempo atrás, aunque las circunstancias exactas de su muerte no han trascendido públicamente, si bien fue por causas naturales. Se trataba de un vecino de Alcorcón nacido en 1955.
Este tipo de hallazgos, aunque macabros, permiten en ocasiones cerrar casos de personas desaparecidas y dar respuesta a familias que llevan tiempo buscando a sus seres queridos.
El caso más reciente que ha conmocionado a la sociedad soriana es el de Teresa Ariño, desaparecida en 2022. Esta mujer salió a dar un paseo y nunca regresó, iniciándose una intensa búsqueda que, hasta la fecha, no ha dado resultados positivos. Su desaparición ha puesto de manifiesto la necesidad de mejorar los protocolos de actuación y la coordinación entre las diferentes administraciones y cuerpos de seguridad.
La Guardia Civil de Soria cuenta con protocolos específicos para estos casos, activando diferentes recursos según la tipología de la desaparición. En los últimos años se han implementado nuevas tecnologías como drones con cámaras térmicas que han mejorado significativamente la eficacia de las búsquedas, especialmente en zonas de difícil acceso como las que abundan en nuestra provincia.
La provincia de Soria ha sido escenario de otros descubrimientos notables, como el ocurrido en 2021 en el entorno de la Laguna Negra, donde una vecina de Navaleno que buscaba setas encontró lo que parecía ser "un brazo humano cortado a la altura del hombro". Según informó la propia testigo, los agentes le trasladaron que "los restos podrían pertenecer a un niño de entre 8 y 12 años".
También en 2019 se localizaron restos humanos junto a La Fuentona, lo que demuestra que estos hallazgos, aunque no son frecuentes, tampoco son excepcionales en la geografía soriana.
En el último lustro, el río Duero y el embalse de la Cuerda del Pozo han sido escenario de varios incidentes trágicos que han requerido operativos de rescate. Entre 2021 y 2025, se han registrado al menos cinco casos de ahogamientos confirmados.
En febrero de 2021, un joven de 20 años procedente de Chad falleció en el Duero a su paso por la capital. El cuerpo fue localizado por el GEO a unos 40 metros del punto de desaparición, siendo un shock por agua fría la principal hipótesis de la muerte.
En octubre de 2021, un hombre de unos 80 años perdió la vida mientras pescaba cangrejos cerca de la harinera de Garray, al caer a una poza de metro y medio de profundidad.
Más recientemente, en agosto de 2024, dos sucesos conmocionaron a la provincia: un joven de 26 años, originario de Mali, se ahogó mientras realizaba actividades deportivas en el Duero en Soria capital. Su cuerpo fue recuperado a cinco metros del lugar de desaparición y a tres metros de profundidad.
Ese mismo mes, un joven de 25 años desapareció en la Playa Pita (embalse de la Cuerda del Pozo) tras lanzarse desde un hidropedal. Tras cinco días de intensa búsqueda por parte de los GEAS, su cuerpo fue finalmente localizado el 1 de septiembre.
Detrás de cada desaparición hay una familia que sufre la incertidumbre de no saber qué ha ocurrido con su ser querido ya que los testimonios hablan que desconocer si el ser ausente vive o no, lo que se traduce un dolor que no cesa nunca.
En este Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, las asociaciones de familiares reivindican una mejora de los protocolos de búsqueda y una mayor coordinación entre las diferentes administraciones y cuerpos de seguridad. Asimismo, se hace hincapié en la importancia de la prevención y la concienciación social para reducir el número de desapariciones y mejorar la respuesta ante estos casos.
Decir por otro lado que la legislación establece que cuando se descubren restos óseos humanos con una antigüedad superior a 20 años, el procedimiento judicial se cierra automáticamente, sin que se realice ninguna investigación para determinar las causas del fallecimiento ni se proceda a la identificación de la persona fallecida. La justificación se fundamenta en el escaso valor histórico o arqueológico que presentan los restos encontrados, lo que no debería ser obstáculo para la inversión de recursos en una investigación más profunda.
La provincia de Soria, como el resto de España, se enfrenta al desafío de abordar esta problemática de manera integral, combinando la investigación policial con el apoyo psicológico a las familias y la sensibilización de la sociedad en su conjunto.