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Las mil y una vidas de Uxama Argaela

Las mil y una vidas de Uxama Argaela

El doctor Julio Martínez retoma el relato en este viaje que, desde hace meses, realizamos por la amplia historia de la provincia. De su mano descubrimos a la que se llegó a considerar como la mayor ciudad romana de Soria. Uxama Argaela vivió mil vidas y se refundó en varias ocasiones. Nació como núcleo celtíbero y llegó a ser municipio romano. Con los visigodos se transformó en Osma y también fue deseada, y conquistada, por los musulmanes.

Soria tenía como característica antropológica fundamental una extremada heterogeneidad. La formación de las nuevas sociedades, mediante la fusión de diferentes etnias (población autóctona, íberos, celtas y también fenicios, griegos o cartagineses), responde a un largo proceso de etnogénesis que se produce a lo largo de más de un milenio y que posibilita la aparición de una nueva sociedad soriana celtíbera representada básicamente por pueblos que los romanos bautizaron como arévacos, pelendones o belos. Para los historiadores antiguos, el ‘enclave celtibérico’ estaba situado entre las cordilleras Ibérica y Central. Lo describían como un territorio áspero, poco fértil y sometido a una dura climatología. Diferenciaban la ‘Celtiberia Citerior’, con mayores posibilidades agrícolas, y la ‘Ulterior’, la del Alto Duero, más vinculada al desarrollo ganadero. Frente a este escenario, la conquista romana y la posterior romanización supusieron un intento de homogeneización con resultados variables según los territorios. Durante más de doscientos años, esta interacción entre los celtíberos sorianos y la cultura romana fue el germen del desarrollo de la sociedad hispano-romana.

Resulta un hecho contrastado que, al menos desde la IIª Edad del Hierro, comienzan a aparecer asentamientos humanos que pueden ya ser clasificados como poblados. Numancia, Uxama o Tiermes son algunos de los núcleos asociados a la etnia celtibérica de los arévacos. Numancia es tal vez la más conocida, pero Uxama constituirá un punto central en el mundo celtibérico y se convertirá en una de las principales ciudades romanas del Convento Jurídico Cluniense.

Los orígenes

Las excavaciones arqueológicas nos han permitido conocer el ‘oppidum’ celtíbero levantado en el Cerro del Castro por una comunidad de pastores-agricultores-guerreros. Según este desarrollo socio-político, estas ciudades celtibéricas se constituían como verdaderos estados organizados, con instituciones políticas reconocidas y a cuyo frente se encontraban consejos y asambleas. En la zona de influencia de la ciudad de Uxama, se han hallado dos grandes cementerios: al sur, el de las Viñas de Portugui, una extensa necrópolis de incineración con urnas funerarias, ajuares y cubiertas con túmulos de piedra (siglos III al I a. C.); y el complejo funerario de Fuentelaraña que presenta la misma cronología (ambos relacionados con la época del Hierro II). Dichos hallazgos demuestran la existencia y también la persistencia de un núcleo estable de población.

Ilustración del yacimiento de Uxama elaborada por José Ramón Almeida. .

Su historia resulta por el momento poco conocida debido a la escasez de fuentes escritas que han llegado hasta nosotros, pero a partir de la llegada de las legiones de Roma, fueron varios los autores romanos contemporáneos que se refirieron a ella y que nos han permitido conocer datos sobre su estructura y su vida. Plinio el Viejo y Ptolomeo la citan, al igual que Tiermes, como incluida en la Provincia Hispania Citerior Tarraconense. También Apiano de Alejandría se refiere a las ‘guerras celtibéricas’ (153-133 a. C.) desde sus comienzos. Relata el fallido ataque del cónsul Nobilior a Numancia y que, tras su retirada, asedió y terminó por conquistar la ‘ciudad’ de Uxama (153 a. C.) al considerarla como centro logístico para los celtíberos. Conocemos que Uxama no sólo abasteció de alimentos a la sitiada Numancia, sino que también le proporcionó guerreros que lucharon junto a los numantinos.

También Exuperantio, Floro y Orosio citan a esta ciudad cuando se refieren a episodios ocurridos durante el levantamiento de Sertorio contra Pompeyo. Según estos autores, tras la derrota de Sertorio, Pompeyo el Magno arrasó la ciudad (72 a. C.). Años más tarde, y debido probablemente a problemas logísticos, las nuevas autoridades romanas permitieron la refundación de la ciudad creando un campamento legionario en sus inmediaciones, tal como cita García Merino en el Archivo Español de Arqueología (1996). En este trabajo se menciona la presencia de un ‘ara’ dedicada a la diosa Fortuna por un “legionario perteneciente a la Legio VII”. También, la estela funeraria de otro legionario, no hispano y que se cita que militó en Germania, que “servía en la Legio XXII”.

Expansión y progreso

Este mismo investigador afirma el progreso, el desarrollo urbano y la creciente promoción política que la ciudad conoció durante ese periodo. La construcción de grandes mansiones, el amurallamiento e incluso la constatación de la existencia de un ‘barrio fabril’ a orillas del próximo río Ucero constituyen evidencias innegables de la importancia de la nueva ciudad hispano-romana.

Su situación estratégica la colocó en el centro de importantes vías de comunicación. Era un punto fundamental en el desarrollo de las comunicaciones de la Hispania romana y un nudo de relaciones entre el sector oriental de la Meseta Norte y la Meseta Sur. Integrada en el trazado de la vía XXVII del Itinerario de Antonino, partía de Caesaraugusta y pasaba por Augustobriga, Numancia, Uxama Argaela y Clunia para terminar finalmente en Astúrica. Presentaba además tramos accesorios como los de Clunia a Uxama o Rauda a Uxama. También estaba próxima a la vía XXIV, que se dirigía hacia Segovia.

Tésera de hospitalidad encontrada en Uxama.

A lo largo del siglo I (especialmente a partir de Tiberio) la ininterrumpida expansión urbana se complementa con la construcción de barrios periféricos. Dos ejemplos demostrativos de este auge de la ciudad son la llamada ‘Casa de los Plintos’ o la casa de Sectile, ambas mansiones suntuosas. Otro dato relevante es que Uxama Argaela se convirtió en ‘municipium’ (Civitas Uxamensis) en tiempos de Tiberio.

El objetivo inicial de Roma al llegar a Hispania consistía en acabar con el poder creciente de Cartago, pero con el tiempo su intención se convirtió en la necesidad no sólo de controlar el territorio, sino también de hacerlo dependiente. A César se le reconoce el primer programa de integración jurídica de los indígenas mediante la selección de ciudades con urbanismo desarrollado, potencial demográfico, élites instruidas y con historial de lealtad a Roma.

Con estos criterios, hizo de algunas de ellas colonias introduciendo veteranos de guerra y ascendió a otras a municipios posibilitando su desarrollo preferente en base a elementos civiles. Parece posible que la Uxama Argaela romana evolucionara a través de estos dos modelos señalados, inicialmente como colonia y posteriormente como ‘municipium’. Esta transformación jurídica de la ciudad se atribuye a Tiberio (14-37 d. C.), que creó municipios en la zona norte y noroeste (Cascantum o Grachurris) y también en la Celtiberia (Uxama, Tiermes o Clunia). La importancia de este hecho puede ser contrastada con la lectura de ‘La realidad jurídica de los municipios romanos’ en la obra de Urbano Espinosa. A pesar de seguir un modelo similar al de los procesos de romanización y ocupación de ciudades, es preciso considerar que la ciudad romana se asentó, sobre todo, muy especialmente, en las ciudades celtibéricas precedentes.

Esplendor y declive

El caso de Uxama presenta algunas consideraciones diferenciales. Por un lado, su situación como nudo estratégico de comunicaciones y, por otro, su papel como controlador del territorio norteño, posibilitaron el desarrollo urbanístico, demográfico y social de la urbe. Tanto por su tamaño como por su estructura, Uxama se convirtió en la mayor ciudad romana de la provincia de Soria.

Restos de la ciudad de Uxama Argaela.

Alcanzó su máximo esplendor en el tiempo de Claudio y de Nerón (41 a 68 d. C.). Posteriormente, y posiblemente relacionado con la crisis de mundo romano del siglo III, Uxama inició un proceso de decadencia que se extendería hasta la llegada de los contingentes militares visigodos. Primero como federados del Imperio y, más tarde, como ‘ocupantes definitivos’ y constructores de un reino con sede regia en la ciudad de Toledo.

Bajo la dominación visigoda, Osma recupera importancia convirtiéndose en sede del Obispado Oxomense. Sus obispos asisten a los concilios celebrados en Toledo firmando sus actas, al menos desde el año 597. A lo largo del siglo VI, la vida en Uxama continuó siendo dinámica y activa, pero durante el siglo VIII Osma va despoblándose progresivamente al encontrarse en una zona limítrofe entre el mundo cristiano y el Islam, para ser finalmente conquistada por el ejército musulmán a través de la vía que la comunicaba con Tiermes. La ciudad fue entonces abandonada hasta una nueva refundación que habría que esperar hasta el año 912.

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