Las provincias de Burgos, León, Palencia, Segovia, Valladolid y Zamora contarán con puntos de juego dentro de diferentes bares repartidos por 64 municipios.
El juego de las chapas se practica de forma tradicional en el territorio de la Comunidad de Castilla y León y constituye una costumbre con un fuerte arraigo social en municipios de todo tamaño, aunque es en las zonas rurales donde sigue desarrollándose con mayor intensidad. Se cree que este juego tiene su origen en el sorteo que hicieron los soldados romanos de la túnica de Jesucristo antes de su crucifixión.
Esta afición consiste en el lanzamiento de dos monedas llamadas ‘perras gordas’, tradicionalmente monedas de 10 céntimos de la época de Alfonso XIII. Los jugadores, reunidos alrededor de un corro que dirige el organizador del juego o ‘baratero’, apuestan en el suelo una cantidad de dinero estipulada por un jugador que hace de banca, y deben tratar de adivinar si ambas monedas quedarán en posición de caras o de cruces. Si cada una de las monedas muestra una cara diferente, se deberá repetir la jugada hasta que coincidan.
La actividad está regulada por la Junta de Castilla y León en dos normas reglamentarias: el Catálogo de Juegos y Apuestas, donde se describe cómo se juega, y el Reglamento regulador de la actividad, donde se somete a autorización administrativa su práctica.
El consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, ha recordado que “la tradición del juego de las chapas es una importante seña de identidad de la Semana Santa en muchos pueblos de Castilla y León, y, por tanto, en la Junta apoyamos y ayudamos a mantener esta costumbre, dando seguridad jurídica a sus organizadores, y protegiendo a los jugadores ante cualquier posible fraude o conducta dañina”.
El reglamento regulador de la organización del juego de las chapas estipula que todas las apuestas se han de realizar con dinero líquido, impidiendo apuestas sobre bienes muebles o inmuebles, o sobre animales. También establece la posibilidad de que el juego se desarrolle en un local cerrado o al aire libre, con los correspondientes permisos municipales, bajo la luz natural, y a más de 100 metros de cualquier centro educativo.
Entre las infracciones administrativas, se contemplan como infracciones graves o muy graves la organización de partidas clandestinas, la manipulación del material de juego utilizado, el impago a los participantes de las cantidades ganadas, o las conductas desconsideradas hacia los jugadores.
Este año se han concedido autorizaciones a 92 establecimientos, provincialmente repartidos de la siguiente manera:
González Gago ha asegurado que “en definitiva, esta tradición no deja de ser una actividad de socialización colectiva. Los vecinos, reunidos alrededor de los diferentes corros, disfrutan del juego, y los establecimientos organizadores se benefician de la afluencia de jugadores y del gasto en consumiciones que se genera en torno a la acción”.